Naval, villa somontanesa vinculada a la sal y reconocida también por su alfarería, fue el destino de nuestra primera salida del mes de junio.
La explotación de la sal en Naval se remonta a la antigüedad, continuó en la época romana y alcanzó su esplendor durante la Edad Media. Ha llegado hasta nuestros días en El Salinar de La Rolda, que combina la tradicional explotación de la sal con sus usos terapéuticos, aprovechando las aguas con una concentración salina superior a la del Mar Muerto.
Inés Orús, una de las responsables de El Salinar, nos acompañó en la visita guiada por las instalaciones que acogen cinco piscinas de agua salada, además de las tradicionales balsas para la explotación de la sal de Naval.
Posteriormente, nos desplazamos hasta el centro de la villa. Acompañados de Inés, entramos en el gran alfolí, construido en el siglo XIII para almacenar la sal y que ha perdurado hasta la actualidad, aunque ahora con un nuevo uso.
Aprovechando nuestra visita a Naval, realizamos un recorrido por sus calles, como las del barrio de Cotón, llenas de flores, hasta la colegiata de Santa María, con su privilegiado mirador de las salinas.
No podía faltar nuestro contacto con la alfarería, otra de las señas de identidad de Naval, visitando el taller de David Echevarría, última generación de una familia de alfareros navaleses.