Iniciamos nuestro día en Abiego, concretamente observando el monumento al siglo XX que se encuentra en un enclave destacado del Somontano. Aquí mismo se encuentra una de las paradas del Observatorio Astronómico.
Posteriormente llegamos al pueblo y visitamos sus calles, observando la estética de las casas, sus pistas cubiertas junto a la piscina… Nada más comenzó a llover, subimos a ver el Yacimiento Paleontológico de La Fondota donde se han encontrado más de 1.000 icnitas (huellas) de mamíferos.
Luego nos trasladamos a Bierge visitamos el Centro de Interpretación (de Guara), pues es la entrada a la Sierra. Ahí fuimos atendidos por Nacho Pardinilla y Lara. Comenzamos la visita por el exterior del centro atravesando el sendero botánico accesible para llegar al mirador. Entre las labores de accesibilidad se recogen los paneles en braille, un acordonado que acompaña al visitante hasta toparse con las estaciones táctiles con elementos reales que permiten introducir la mano para tocar las diferentes plantas, además de contar con pavimento podotáctil y pasamanos a dos alturas en el interior del centro.
Una vez dentro hicimos la visita guiada por todas las instalaciones, incluyéndose las maquetas a tamaño real de algunos animales, representaciones de los muros de Guara, su inmenso paisaje, en dispensadores de olor encontramos aromas propios de este espacio. Una pequeña representación de un abrigo de arte rupestre y finalizando con objetos etnológicos.
Seguidamente nos despedimos de este centro y continuamos nuestro camino hacia la almazara Ferrer. Ahí nos recibió Sergio Ferrer, tercera generación de este negocio familiar. La visita comenzó por su planta baja donde actualmente cuentan con todo el instrumental para la separación de las olivas y los restos que hayan podido mezclarse. De ahí pasaba a la siguiente sala donde eran aplastadas hasta generar una pasta de la cual se obtiene el aceite a través del proceso de centrifugado.
La maquinaria originalmente estaba en Barbastro y databa de 1910 y posteriormente se trasladó a esta almazara en el año 1959, año en que se montó la empresa. Se compone de dos primeras piedras de granito de molino que hacen la primera presión, y de ahí pasaba a la segunda piscina cuyas piedras terminaban afinando la masa. Este proceso terminaba con el laborioso trabajo de colocar esta pasta repartida por las esteras para finalmente, terminar de ser aplastadas y producir el aceite.
Continuamos por los depósitos y la zona de embotellado para finalizar la visita con un vídeo explicativo en la sala de proyecciones y una cata de dos variedades, la Verdeña y la Alquezrana.
De esta oleoexperiencia nos desplazamos a San Fructuoso, donde pudimos apreciar el mural de la cabecera que todavía se conserva. Está dotada de una audioguía que recorre las escenas una por una. Para continuar con la temática religiosa, finalmente visitamos la Iglesia de Santiago por el exterior. Es particular que en Bierge se encuentren cuatro espacios religiosos.